Vivimos una crisis a nivel global que está teniendo consecuencias directas en las formas de entender y vivir la vida en sociedad. Desde crisis humanitarias, despojo de economías enteras y restricciones de movilidad hasta lo más esencial, como la búsqueda del sustento y la salud son tan sólo algunas consecuencias de un desesperado intento por frenar el avance del virus COVID-19.

En una época en donde el confinamiento representa una posición de privilegio, la búsqueda de respuestas inmediatas, estatales y accesibles no puede hacerse esperar. Los pilares centrales de una economía desigual están siendo profundamente trastocados por esta pandemia, la intervención del Estado nunca había parecido tan necesaria para la protección y el resguardo de nuestras vidas como hoy.  

¿Qué tiene que ver la bicicleta con todo esto?

Parte de los aspectos que debemos repensar en esta crisis tienen que ver con nuestros parámetros de movilidad habituales; es así como esta emergencia pone de manifiesto aquel dicho de que “la bicicleta es la solución más sencilla a algunos de los problemas más complejos del mundo” y deja ver tan sólo un poco de lo que es capaz de lograr esta máquina de 2 ruedas.

A pesar del confinamiento, una realidad que no debemos obviar es que existen sectores que aún tienen la necesidad de desplazarse a diario a sus lugares de trabajo; situación que les pone en un lugar de alto riesgo de contagio, no sólo durante el desarrollo de su jornada laboral sino en el viaje que realizan para ir y luego volver a casa.

La pregunta sigue siendo ¿cuándo volverán los automóviles y particularmente el transporte colectivo a las calles? Pero lo que llama nuestra atención es si acaso es el momento preciso para hacernos otro tipo de preguntas como ¿es este momento el que nos abre la oportunidad para repensar la manera en que ocupamos el espacio público y las ciudades en particular?

El uso de la bicicleta es una forma efectiva de evitar lugares y aglomeraciones tales como el transporte público. Tan sólo el TransMetro moviliza a más de 400 mil personas diariamente según declaración del Alcalde al medio digital República, sin contar otros transportes como el TransUrbano, los ruleteros, taxis colectivos, tuc-tuc y otros que frecuentemente llevan una cantidad de personas mayor a la autorizada, justo la situación que actualmente se busca evitar. Si un porcentaje de estas personas que se transportan en el casco urbano utilizaran la bicicleta como complemento al transporte público en una situación regular y en sustitución del mismo en la actualidad, no sólo estarían menos expuestos al contagio sino además físicamente activas, lo que a su vez consigue un sistema inmunológico más fuerte y la liberación del transporte público para sectores en mayor necesidad y riesgo como las personas de tercera edad.

Entrevista realizada por el medio digital “República” a Ricardo Quiñonez sobre el crecimiento de las rutas del TransMetro en la Ciudad de Guatemala: https://republica.gt/2020/02/03/mas-de-400-mil-usuarios-beneficiados-con-el-transmetro/

Muchos países han optado por declararse en cuarentena, Guatemala no es la excepción, nuestros viajes se han limitado a puros aspectos de sobrevivencia[ALMP2] , es allí donde cobra sentido buscar el consumo local. Muchas de las cosas que necesitamos, y que a veces conseguimos en tiendas o abarroterías las podemos encontrar mucho más rápido si caminamos o usamos la bicicleta sin exponernos a visitar supermercados e incluso a los parqueos de estos lugares. Sin olvidar la parte de solidaridad entre vecinas(os), amigas(os), cocineras(os), bicimensajeras(os), etc. Que forman parte de la comunidad local.

El sustento y la medicina pueden llegar más rápido en bicicleta en comunidades rurales en donde es usual que una farmacia no esté cerca y el poseer un vehículo no es siempre posible, además de no contar con la infraestructura necesaria.

Si bien es cierto que en Guatemala aún no hemos sentido el efecto completo del golpe económico que vivimos a nivel global, eventualmente se dará, una crisis como esta puede llegar a cerrar negocios y afectar severamente el bolsillo de muchas familias. Acá la bicicleta juega un papel importante, ya que es inmune al precio del petróleo, no discrimina con base en ingresos, o condición social, nos permite movilizarnos de forma económica en tiempos de bolsillos cortos.

La ciudad de Bogotá es uno de los ejemplos a seguir, la alcaldesa Claudio López fomenta el uso de la bicicleta y ha habilitado 117 kilómetros de ciclovías con el propósito de evitar el uso de transporte masivo. Tan sólo el primer día se reportó la disminución del 23% en el uso del TransMilenio (en este modelo se basó la replicación del TransMetro en Guatemala) y se vio a muchos ciclistas con portafolios y mochilas en las nuevas rutas.

Bogotá no es la única ciudad en implementar este tipo de medida para fomentar más el uso de la bicicleta, Wuhan, Berlín, París, Londres, New York, Paraguay, Quito o Glasgow, entre otros, están tomando medidas similares; pero más importante aún es que algunas ciudades como Budapest consideran hacer de estas rutas -que en su mayoría son temporales- algo permanente si la experiencia es positiva.

Paraguay alienta el uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo durante la pandemia y forma parte de su plan de "cuarentena inteligente", que busca reactivar progresivamente la economía.

En Quito, la Comisión de Movilidad del Concejo Metropolitano  dio a conocer su plan de habilitar 68km de ciclo rutas "emergentes" a partir del 27 de Abril con el fin de mitigar el avance de la pandemia, fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte seguro, económico, amigable y actividad física responsable

Otra medida que han tomado algunas ciudades que poseen un sistema de alquiler de bicicletas público es pagar una parte de la tarifa de dicho servicio; por ejemplo, los primeros 30 minutos de uso del servicio corren por cuenta del estado, vale la pena mencionar (aunque en Guatemala no existe dicho servicio, corríjanme si me equivoco) no es ideal en términos de frenar la pandemia, ya que el uso compartido puede provocar contagios.

La OMS(Organización Mundial de la Salud) incluyó la bicicleta como uno de los medios alternativos para transportarse y para mantenerse activo y saludable durante la pandemia.

Beneficios extra

Además de ser un arma poderosa para reforzar el distanciamiento social necesario durante la pandemia la bicicleta también es -como muchos ya sabemos- una aliada del medio ambiente, de la salud física y mental de sus usuarios y además, económica. 

Post Pandemia

En muchas ciudades la bicicleta se está reivindicando, es el momento perfecto para fomentar e impulsar su uso para eventualmente hacerlo un medio de transporte realmente importante y digno; no es fácil, no es gratis y requiere de un gobierno dispuesto a trabajar por ello, algo difícil en países como Guatemala en donde la bicicleta es apenas más que "un estorbo en la vía". También depende de los que ya somos usuarias(os), fomentar el uso de la misma, comentar con las personas, contarles que si andan en bici pueden ahorrar tiempo, dinero y evitar subirse al transporte público, que aún en tiempos libres de pandemia, la sociedad tendrá miedo de utilizar por algún tiempo.

Corramos la voz.

No, este articulo difícilmente ayudará a que la Municipalidad de Guatemala tome manos a la obra en fomentar el uso de la bicicleta y mucho menos que refuerce la infraestructura para la misma, pero nosotros podemos correr la voz con nuestros colegas, amigos, familia. Mientras más seamos, mas posibilidades tendremos de ser tomados en cuenta y eventualmente ayudar en esta pandemia. "Todos somos heroes de pedal".

Agradecimientos por colaboración y redacción: I. Guzman, L. Mendez, A. Higueros, P. Godoy

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